Rubén Darío Herrera Martínez
La jarana es el baile típico de la Península de Yucatán y uno de sus compositores más reconocidos fue Don Rubén Darío Herrera Martínez, quien dejó como legado una gran variedad de jaranas que hasta la fecha se bailan en todas las vaquerías del Estado.
Entre sus obras musicales destacan las jaranas: «Nicte-Há», «El Chinito Koy-Koy» (compuesto para Daniel “Chino” Herrera), «Meridana», «El Ferrocarril», «Bertha Minelia», “Lindo Chabihau”, «La última jarana» y otras más que ejecutaba con singular maestría al frente de su Orquesta Maya.
El músico nació en Cansahcab, Yucatán, el 29 de julio de 1897 y desde pequeño mostró afición a la música, por lo que sus padres se preocuparon porque la aprendiera, recibiendo clases de varios maestros, entre ellos, Don Rafael Landa y Don Gregorio Méndez Garibaldi.
De 1918 a 1921 forma parte de grupos de concierto y orquestas de zarzuelas y operetas bajo la dirección de Arturo Cosagaya, Amílcar Cetina, Gustavo Río y Cornelio Cárdenas. Dio a conocer nuestra jarana en México y en el extranjero. En 1929 viaja a Nueva York para grabar con orquesta en el sello Brunswick varias jaranas suyas “Mi Yola y mi Nirva”, “Bella Filomena”, “Coqueteando”, “Vaquería “, y “Evelina”
En colaboración con el poeta venezolano Diego de Córdoba creó una de las más bellas claves del repertorio yucateco titulada «Amor secreto».
Herrera Martínez también escribió versiones de charlestón-jarana y jarana-rumba que incluyó en varias revistas teatrales. A él se debe la musicalización de muchas obras del teatro regional yucateco, como “Hipiles y rebozos”, “Tunkules y maracas”, “Oro y sosquil”, “De Kanasín a Pekín” y “El rosario de filigrana”.
Editó un cancionero llamado «Bombas y jaranas» en la que escribió artículos sobre la canción yucateca, en especial la jarana y numerosas bombas. Fue conocido con el sobrenombre de «Fatty Jazz» y es autor de la letra y música de «La Chetumaleña», canción que ha pasado a formar parte del acervo musical Quintanarroense.
Compuso la música del Himno a Felipe Carrillo Puerto, con letra de Edmundo Bolio Ontiveros que se estrena el 3 de enero de 1925 en ocasión del primer aniversario luctuoso del prócer yucateco.
Además de ser un magnífico músico y compositor, fue un incomparable promotor de actividades artísticas y culturales en Yucatán, Campeche y Quintana Roo, donde fue nombrado Director de Cultura Estética del Estado y Director de Folklore del Sureste.
Rubén Darío Herrera falleció a la edad de 66 años, el 28 de octubre de 1962. Al fallecer, era Director General de Bellas Artes en el estado de Quintana Roo.